Por: Daniel Raventós
Es imposible entender el mundo actual, sostiene Fontana, sin entender los aspectos fundamentales de su configuración histórica. A este fin dedica Fontana este trabajo. Cómo empezó este engaño es un subtítulo suficientemente elocuente. No estamos donde estamos de forma natural dictada por el “progreso”, lo estamos porque mediante leyes, asesinatos, ejércitos y terror los grandes ricos en alianza con aristócratas y monarquías carniceras han ido configurando el mundo que vivimos. 1756-1848: un siglo de expropiaciones campesinas, revueltas, reacciones, revoluciones, represión sin miramientos a los resistentes. Un siglo en donde conviven la esclavitud y las formas más explotadoras de trabajo asalariado.
A lo largo de este trabajo que tiene algunas páginas de una brillantez difícil de igualar —por ejemplo, las dedicadas al importantísimo Congreso de Viena que empezó en 1814, y en donde se concentraron los lujos, encornudamientos y depravaciones de todas las casas reales y sus inmensas cortes parasitarias a lo largo de nueve meses —, se nos detalla por momentos históricos y por países cómo las pugnas políticas de este período de mediados del siglo XVIII a mediados del siguiente tienen un objetivo fundamental: asegurar el poder a los propietarios. Una cita que hace Fontana de un periódico parisino durante la revolución de 1830 lo expresa de forma elocuente: “Cuando la propiedad está amenazada, no hay opiniones políticas; no hay diferencias entre el gobierno y la oposición”. Frase que perfectamente podría referirse a la situación actual en demasiados lugares.
Tesis importante del libro es su oposición frontal a la visión dominante académica para la cual la burguesía trajo el progreso, la libertad, la democracia. El autor explica cómo esta visión está más cerca de la falsedad que de cualquier análisis histórico. El análisis de Fontana muestra como, a diferencia de la visión dominante, se trata de una reacción, no de una revolución. Una reacción de la burguesía y los grandes propietarios de tierras a la posibilidad de desarrollo económico mediante los bienes comunes de los campesinos y los trabajadores de oficio (“Trade Unions”: uniones de oficio). Luchas de clases con vencedores y vencidos.
Fontana dedica muchas páginas a la Inglaterra de este período (“es el caso que conocemos mejor”), en donde a mediados del siglo XVIII había un buen número de campesinos autónomos que tenían garantizada la subsistencia debido al uso de las tierras y a los derechos comunes que les permitía la utilización para su mantenimiento de bosques y pastos, entre otros. “Hubo un tiempo que mi trozo de tierra me hacía un hombre libre… hasta que las viles enclosures llegaron e hicieron de mi un esclavo de la parroquia”, escribía el poeta John Clare que cita Fontana. Imposible expresarlo de forma más clara.
El libro acaba con un deseo sobre la propia obra: que pueda tener alguna utilidad para recuperar “la historia del nacimiento de este sistema” porque el capitalismo actual “amenaza el futuro de nuestras sociedades y de nuestras vidas”. Sin ninguna duda, esta utilidad la consigue brillantemente Capitalismo y democracia, 1756-1848. Cómo empezó este engaño. El libro póstumo de Josep Fontana.
Fuente: ProyectoLemu
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